ESTADO DE HIBERNACIÓN
Ya no sé por qué sigue mi sed escayolada.
Por qué sigue hibernando mi conciencia
en este estercolero de palabras
en el que me revuelco.
Hay otras soledades
que abrevan en la mía.
Manos que se sostienen
con un dolor más largo que tu ausencia.
Hay servidumbres aplastando otras almas
con una virulencia semejante al granizo
cuando revienta cosechas de amapolas.
Hay alfileres clavadas en todas las pupilas que me miran.
Y yo mido el desconsuelo por pulgadas.
Y sé que más allá de mis cadenas
están los que no miden
porque ya han aceptado
que la línea enredada de sus penas
tiende -como la mía- al infinito.
Ya no sé por qué sigue mi sed escayolada.
Por qué sigue hibernando mi conciencia
en este estercolero de palabras
en el que me revuelco.
Hay otras soledades
que abrevan en la mía.
Manos que se sostienen
con un dolor más largo que tu ausencia.
Hay servidumbres aplastando otras almas
con una virulencia semejante al granizo
cuando revienta cosechas de amapolas.
Hay alfileres clavadas en todas las pupilas que me miran.
Y yo mido el desconsuelo por pulgadas.
Y sé que más allá de mis cadenas
están los que no miden
porque ya han aceptado
que la línea enredada de sus penas
tiende -como la mía- al infinito.
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